Seguramente te suenan estas medidas 90-60-90, y es que la sociedad ha impuesto un estándar de belleza impresionantemente absurdo “Mete la panza, estoy a dieta, te veo más llenit@, las abdominales o los brazos perfectos” miles y millones de fotos con cientos de filtros o de plano hechas con photoshop que ha hecho derrumbar la belleza natural y ha devenido en trastornos como anorexia, vigorexia, bulimia, etcétera. Pero ¿qué pasa cuando la situación es a la inversa? Si en lugar de privar a tu cuerpo de comida, ¿lo saturas hasta el extremo?

 

Muchas personas buscan como refugio la comida cuando sienten algún nivel de ansiedad, estrés o depresión ¿Te ha pasado? Sinceramente a mi sí, y realmente creo que es una situación que se está tomando muy a la ligera tanto por la sociedad como por los responsables de la salud. Aunque la comida y los sentimientos están íntimamente ligados, pocas veces nos detenemos a pensar en ello.

Nuestra tendencia a buscar refugio en la comida viene desde el nacimiento, la relación que vinculamos con nuestra madre, su protección y sensación de seguridad con la alimentación que nos brindó.

Aunque el término obesidad emocional no sea un diagnóstico oficial ni una clasificación clínica, a su entender sí describe un comportamiento compulsivo. Hay personas que comen por estrés, ansiedad, nervios, tristeza, depresión, estén conscientes o no de ello. Se disfraza de gula porque es mucho más fácil aceptar que sientes eso a admitir que hay una angustia. Estas emociones tienen un trasfondo psicológico que se debe atender para dejar de refugiarse en la comida y así combatir el sobrepeso.

 

¿QUÉ HACER PARA RESOLVERLO?

Definitivamente no se trata de sólo decirnos: Ok, dejaré de comer compulsivamente y le pondré un candado al refrigerador. Va más allá de eso, desde buscar la causa ¿Qué te tiene angustiado o angustiada? Cada quién tiene retos o situaciones distintas, lo importante es estar consciente de que hay un trasfondo más allá de la comida. Y si no encuentras una razón aparente para esa conducta es aconsejable pedir apoyo con un terapeuta o profesional.

Recuerda que para ser saludable no sólo basta con “comer bien y hacer ejercicio”, también implica un trabajo en nuestra mente y nuestros sentimientos.

Mi consejo es: Respira profundo, detente y pregúntate ¿Realmente porqué comerás lo que vas a comer? ¿Qué sensación tendrás después de haberlo comido? Si tienes ansiedad o estrés será muy bueno hacer una actividad: haz ejercicio, camina, dedica tiempo a un hobby o actividad recreativa, escribe.

El reto de la semana: Percibe cuántas veces algún amigo, familiar o conocido come sólo por ansiedad y realmente no disfruta o percibe los alimentos como una forma de nutrir su cuerpo y mente ¡Ahora percíbete tú. Rétate tú!

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